25.1.16

ÉL (I)

Hola a tod@s, bienvenidos al mundo de La Moquette Brunette.  

Casi un mes ha pasado ya desde que me ocurrió lo que os voy a contar. Ya os dije que soy una intensa y me acuerdo cada día de este trágico episodio de mi vida… Gracias a Él he decidido que odio las primeras citas. 

Os confieso que no soy muy dada a salir. Tras arduas experiencias he descubierto que el mundo nocturno no es el que más me gusta; pero también he de confesar que  tengo como norma no rechazar Margaritas, Cosmopolitans, Martinis ni Gin&Tonics.  Mis queridas amigas, sobre todo Mónica –cuando vuelve a Madrid SIEMPRE ocurre lo mismo–, tenían ganas de cenar bien, tomar más y de tontear.  

Fuimos a un gastrocirco gourmet , no tenía ni idea de que en mi ciudad existieran sitios así, pero claro, vivo en Madrid… ¡Aquí todo es posible! La cena fue bastante tranquila; al contrario de lo que me esperaba, Monica y Colette no discutieron. Con ellas suele ocurrir lo mismo que con la dinamita y el fuego… Al final de la noche estaba fascinada, la comida y el espectáculo que ofrecieron en el Zoé Inusual Club no pudieron ser mejor.

Decidimos que esa noche, por ser la del reencuentro, nos iríamos a dormir todas juntas a un hotel. Ya sabéis… Cointreau entre confidencias y risas. Pero cuando nos dirigíamos a la que sería una de las noches más memorables de nuestras vidas, apareció Él. Como no, Colette corrió –más bien decidió mostrar sus dotes de saltadora olímpica– a presentarse sin dejar que el alto moreno emitiera una sola palabra. Llevaba unos cuantos minutos observándonos desde la distancia, acariciando su copa y bebiendo de manera lenta y provocativa… Disfrutando cada sorbo de su Dry Martini. Sí, ya me había fijado en Él. 

Mandíbula fuerte, sonrisa impecable y barba cuidada.. Él –de la manera más educada y sofisticada posible– ignoró por completo a Colette y le preguntó a Mónica cómo se llamaba. Colette se apresuró a pedir la cuenta, se encontró ante “la situación más humillante que había vivido en su vida” y solo quería correr. Ya sabéis, momento Tierra trágame. La situación empeoró, pues Él ya había pagado por nosotras. Mónica, sin ocultar su fascinación, se presentó. Declinó rápidamente su invitación para ir a tomar algo más y le agradeció la cena; aún así intercambiaron los teléfonos y acordaron verse de nuevo. 

Al salir tuvimos la suerte de encontrar un taxi. Me apresuré a darle rápidamente la dirección del hotel, pero ya sabia que se avecinaba tormenta…La paz con ellas siempre es efímera. Colette decidió marcharse a casa, dijo que la cena no le había sentado del todo bien. Mónica dijo estar cansada y prefirió retirarse también. No hablaron en todo el camino, tampoco se despidieron cuando dejamos a Mónica en su hotel. Hoy, ya en enero de 2016, se encuentra en Florencia otra vez. 

Os confieso que volví a casa decepcionada, ¿cómo dos amigas pueden llegar a discutir por un hombre? A estas alturas seguramente no estaréis entendiendo nada, pues os he hablado de mi “odio hacia las primeras citas”. Y es así, Mónica antes de marcharse me dejó uno de sus “fabulosos regalos”. Por cuestiones de trabajo se vio obligada a adelantar el vuelo y no le dio tiempo a salir con Él, así que decidió darle a Mister Elegancia mi número de teléfono. 

Un lunes a las 7:00; sí, os lo prometo, recibí un mensaje de Él. Me dio los buenos días y me invitó a comer. Me dijo, con lo que ahora analizo que fue un cierto deje de arrogancia, que era el hombre que seguramente había estropeado “una fantástica cena entre amigas”. No sé por qué, pero me emocioné. Mi corazón dio un vuelco y… 

El resto os lo contaré después. 


Gracias por leer.

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